miércoles, 19 de agosto de 2009

Prohibido estudiar

       Es indignante ver como en nuestro país, si no es que en toda latinoamérica, la oferta laboral para los estudiantes es mínima y por demás mediocre.

       Hace un par de semanas me quedé sin trabajo y desde mi primer día como desempleado me di a la búsqueda de un nuevo empleo. Dada la difícil situación económica la demanda laboral es mucho mayor a la oferta o dicho en otras palabras el número de personas buscando un empleo es más elevado que el de las vacantes que existen. Y si a eso le extraemos los opciones de trabajo que hay para estudiantes nos resulta una ínfima oferta laboral para aquellos que estamos estudiando una carrera. Lo peor no es la escasa cantidad de trabajo sino las condiciones de esas plazas: puestos eventuales en áreas de ventas, en los que no se ofrece un sueldo o a lo mucho se da una raquítica cantidad como garantía; puestos como aprendizes en los que el bajo sueldo se respalda con el argumento de que al estudiante se le está enseñando a desarrollarse dentro de cierto giro; puestos en cadenas transnacionales, con políticas de bajos sueldos, en las cuales no hay futuro y así cuestiones por el estilo.

       Ante este panorama me pregunto ¿acaso está prohibido estudiar? Es curiosa la pregunta, a primera instancia diriamos que no, por el contrario estudiar es una actividad socialmente aceptable, pero cuando los que estudiamos nos enfrentamos al dilema de "ser o no ser estudiante" a la hora de una entrevista laboral nos damos cuenta de la posición tan vulnerable en la que nos encontramos. No entiendo a los señores empresarios ¿acaso ellos no pasaron por una etapa de estudiantes? Las personas encargadas de recursos humanos ¿no se dan cuenta de que una de las prioridades de los seres humanos, aparte del trabajo, es la educación? ¿Cómo queremos un mejor país si a los ciudadanos se les da a elegir entre trabajo o escuela, entre comer o estudiar?

       Es un país de luchadores: no basta con haber conseguido un lugar en una universidad pública, donde aproximadamente el 60% de los aspirantes son rechazados, aparte hay que luchar por el sustento diario apartando un tiempo considerable, digamos mañana o tarde, para asistir a las clases. El estudiante que tiene que ganarse la vida busca una oportunidad laboral que le de tiempo de ir a la escuela; que le permita cumplir con sus expectativas de superación; que le de la posibilidad de tener una vida mejor. Pues presisamente esos sueños y expectativas se ven coartados en el plano laboral, la cosa es tan sencilla como elegir: trabajo o estudio.
       Es un tema que da para mucho de qué hablar porque está implícito el tema de los derechos humanos ¿qué no es un derecho de todo ser humano el tener acceso a la educación? ¿no es un derecho de los seres humanos tener un trabajo que cubra de manera digna sus necesidades básicas? Mucho hemos visto como en nuestro México los derechos humanos son pasados por alto prácticamente en todos los aspectos de la vida. Finalmente se impone la ley del más fuerte: el que paga es quien pone las reglas del juego cubriendo con unas monedas el espacio designado a los derechos de esa persona que, por distintas razones, ha concedido que el otro, el patrón, decida por ella. Ya sea que estemos enajenado o alienados una cosa es segura: tenemos que jugar con las reglas del dueño de la pelota.
       Todo lo anterior me lleva a pensar que hay un interés en que la gente no piense, en que se conforme con tener lo suficiente para comer y para consumir las porquerías que la televisión le ofrece. A la mejor soy un mal pensado, pero creo que un estudiante no es sujeto de explotación como otro tipo de persona, por ende, no es el modelo de empleado en ninguna empresa; tiene un plan, una meta para su vida, no sólo pasa los días esperando que llegue la quincena. Y sobre todo está esforzándose por tener un futuro mejor.
¿Será por eso que está prohibido estudiar?